Vigilia recordará a miles de víctimas del terrorismo contra Cuba

Con una vigilia en La Habana, cubanos de diversas generaciones rendirán hoy homenaje a las alrededor de tres mil 500 víctimas del terrorismo sufrido por la isla durante más de medio siglo.

En el Monte de las Banderas, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, jóvenes, estudiantes y trabajadores esperan el 6 de octubre, fecha establecida aquí como el Día de las Víctimas del terrorismo, a propósito del sabotaje que en 1976 segó la vida de 73 personas a bordo de un avión de Cubana.

La vigilia constituye además un espacio de denuncia por el doble rasero de Washington en materia de terrorismo, al acusar a Cuba de patrocinar un flagelo del que ha sido blanco por décadas como resultado de su empeño en construir un modelo socialista de desarrollo.

Reconocido como el autor intelectual del atentado contra el vuelo 455, el terrorista internacional Luis Posada Carriles se pasea hoy impunemente por las calles de Miami, protegido por el mismo gobierno norteamericano que dice librar una cruzada antiterrorista, dijo a Prensa Latina Odalys Pérez, hija del capitán del DC-8 destruido en el sabotaje.

Pérez es una de las voces que desde el país caribeño reclaman justicia para los autores de violentas acciones selladas con la muerte de tres mil 478 cubanos y lesiones severas para otros dos mil 99.

En la vigilia contra el terrorismo, los participantes también exigirán a Washington el regreso de Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, los cinco cubanos detenidos en 1998 por su seguimiento a grupos violentos que desde Miami organizan acciones contra la isla.
“Ellos expusieron su vida, su familia y su felicidad por tratar de evitar actos terroristas como el que tronchó la vida de mi hijo”, reconoce Giustino Di Celmo, padre de un joven italiano asesinado en 1997 durante una oleada de sabotajes con bomba contra instalaciones turísticas habaneras.

Fabio Di Celmo perdió la vida en el hotel Copacabana, donde el estallido de un artefacto explosivo generó una esquirla de metal que se le incrustó en la parte izquierda del cuello y le cercenó una vértebra cervical y la arteria carótida.
Tomado de Cubadebate

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