No terminó el cautiverio, René continúa rehén del imperio



Ileana Ortega Pozo
ilortega@enet.cu
en Twitter @ileanaypunto

René González Sehwerert continúa prisionero del imperio. Luego de una injusta condena, recibe el castigo adicional de libertad supervisada durante otros tres años.

Es imposible calcular la tensión bajo la que vivirá de ahora en lo adelante este cubano, que junto a una parte de su familia, permanece en Miami, ciudad estadounidense de la Florida en la que conviven el terrorista confeso Luis Clemente Posada Carriles y toda la ultraderecha de los cubanos que allí dictan al gobierno de Washington cómo hacer política contra Cuba, con la mayor impunidad.

La falta de rigor y ética de los jueces, la parcialidad en el juicio, y la presión de la derecha, han destinado para René una estancia hostil, que sólo con la presión internacional a favor de su regreso y la liberación de sus cuatro hermanos de lucha podrá terminar con la victoria total.

Fernando González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández, son los otros luchadores antiterroristas cubanos que continúan sometidos igualmente a excesivas y brutales condenas y son inocentes.

Los cinco fueron encarcelados hace más de trece años sólo por alertar o facilitar información sobre los grupos terroristas que actúan en Miami contra Cuba, su pueblo y líderes.

René está ahora junto a dos de sus hijas, su hermano Roberto y su padre, pero las autoridades estadounidenses le han privado del abrazo tan esperado de Irma, su madre y Olga su esposa, nunca visadas por la irracionalidad del imperio.

La libertad a medias concedida a René González Sehwerert por parte de la "justicia norteamericana" no satisface la demanda de millones de personas en todo el mundo que exigen su regreso a la patria.

González salió el 7 de octubre, de la cárcel de Marianna, en el norte de la Florida, pero no terminó el cautiverio, continúa rehén del imperio, esperando conocer en los próximos días de las condiciones particulares a las que va a estar sujeto: como la prohibición de salir de territorio norteamericano o acercarse a lugares donde frecuenten personas o grupos terroristas. ¡Qué ironía!

No sólo él, sino también la familia tendrán que adaptarse a esas limitaciones. Irma, su madre, comentó la víspera que “…no estaremos tranquilos hasta que él y los cuatro que no han sido excarcelados estén en su patria, solo entonces la alegría será completa".

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