Conservar el carácter residencial del Centro Histórico de La Habana,
garantizar el derecho a una vivienda digna, y aumentar la calidad de vida de la
población local son algunas de las pautas establecidas por la Oficina delHistoriador de la Ciudad de la Habana (OHC) en el Plan Especial de Desarrollo
Integral hasta el 2030.
Lo anterior está en consonancia con la prioridad que dan el Estado y el Partido al tema de la vivienda, y con el plan de reanimación por los 500 años de la urbe.
Lo anterior está en consonancia con la prioridad que dan el Estado y el Partido al tema de la vivienda, y con el plan de reanimación por los 500 años de la urbe.
Según el reporte del diario Granma se estima que aproximadamente una cuarta parte de los inmuebles del Centro
Histórico han sido rehabilitados total o parcialmente, por personas jurídicas o
naturales, para usos turísticos, culturales, comerciales o incluso como
viviendas, explicó a Granma la arquitecta Perla Rosales Aguirreurreta,
directora general adjunta de la OHC.
«La Oficina tiene delegadas funciones de administración local y ciertas
atribuciones económicas con el fin de preservar el patrimonio del Centro
Histórico y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. El trabajo
mancomunado entre el Gobierno municipal y la Oficina del Historiador ha
fortalecido la capacidad de gestión en favor del desarrollo local en un área
singular», puntualizó.
Además, se tiene previsto enfrentar el déficit habitacional del área
mediante un programa que contemple la nueva construcción de viviendas en
parcelas libres edificables o en edificaciones ruinosas del territorio; la
adaptación para viviendas de locales y edificaciones de tipologías no
domésticas, compatibles con las condiciones requeridas de habitabilidad,
evitando las plantas bajas; y la recuperación para uso residencial de aquellas
tipologías con ese fin que actualmente se encuentran ocupadas en otras
funciones.
Otros aspectos son establecer balances apropiados de las viviendas, de una
a tres habitaciones, teniendo en cuenta la composición de los núcleos
familiares, y ajustar los metros cuadrados por vivienda de acuerdo con los
parámetros de racionalidad en la explotación del suelo en las de nueva construcción.
SOLUCIONES
El alto deterioro y la vulnerabilidad del fondo construido, combinado con
deficientes condiciones de habitabilidad y hacinamiento, generan una situación
crítica de la vivienda en el Centro Histórico de la Ciudad.
Entre los principales programas ante esa realidad destaca la reparación y
rehabilitación de viviendas en las áreas priorizadas por el Plan de Desarrollo.
Estas acciones se concentran en las zonas de las plazas principales: de Armas,
Catedral, San Francisco y Plaza Vieja.
También en el barrio de San Isidro se han llevado a cabo reparaciones y
rehabilitación de algunos inmuebles, así como la construcción de nuevas obras,
al tiempo que se crean instalaciones de servicios comunitarios.
Dentro de los objetivos generales del Plan Especial de Desarrollo Integral
asociados a la vivienda, destaca la creación de un fondo residencial fuera del
Centro Histórico, como alternativa al déficit de viviendas que no podrá ser
cubierto en el territorio.
Así se incluye la construcción de edificios multifamiliares en áreas
urbanas periféricas, como son los repartos Alamar y Capdevila. Estas nuevas
viviendas posibilitan la reubicación de familias afectadas por los cambios de
uso derivados del proceso de rehabilitación en marcha, acotó Perla Rosales.
Desde el año 2000, la OHC construyó más de 930 viviendas en estas zonas y
se espera que finalice para este año la construcción de 16 más. El principal
reto, no obstante, es la falta de disponibilidad de territorio para la
construcción de más domicilios en esas áreas, por ello, se está trabajando en
un proyecto que prevé la construcción de viviendas dentro del centro histórico
de la ciudad, así como la inserción de arquitectura contemporánea en parcelas
libres dentro de este.
Destaca como una alternativa única, emprendida por la Oficina, el sistema
de residencias protegidas para adultos mayores. Esta novedosa experiencia
constituye una iniciativa de gran impacto social, que responde no solo al
problema habitacional en general, sino al creciente envejecimiento de la
población.
El programa proporciona viviendas seguras y confortables, así como un
servicio de atención de salud y de integración comunitaria a través de un
programa sociocultural, a las personas de la tercera edad residentes en el
área, que no tengan familia y se puedan valer por sí mismas.
Actualmente, existen tres instalaciones de este tipo, con 40 viviendas, que
han beneficiado a adultos mayores, mientras que una cuarta instalación se
encuentra en proceso de inauguración y están previstas otras en el Plan de
Rehabilitación.
La Oficina también tiene previsto el programa de emergencia dirigido a
frenar el deterioro constructivo de los inmuebles. Contempla acciones
limitadas, en función de los recursos disponibles, para garantizar la seguridad
de las edificaciones hasta tanto puedan ser objeto de acciones más profundas,
acotó Perla Rosales. La intervención recupera la estabilidad estructural del
inmueble y elimina las causas que provocan el deterioro, por lo general
asociadas a la humedad y las filtraciones.
La rehabilitación de los edificios de vivienda, en su mayoría de alto valor
arquitectónico, incluye, por lo general, la reubicación de un número de
familias en nuevas viviendas, mientras otras transitan en comunidades
provisionales a la espera de la rehabilitación de su edificio y el regreso,
esta vez a una vivienda segura y confortable.
Las comunidades de tránsito provisorias cuentan con una capacidad de 60
núcleos familiares y están ubicadas en San Isidro 219, Cuba y Muralla, y Paula
208.
De acuerdo con la directora adjunta de la OHC, el otorgamiento de nuevas
viviendas parte de un proceso participativo que involucra a los vecinos, y que
cuenta con el apoyo de la Dirección de Vivienda de la Oficina del Historiador y
las entidades de planeación y gestión urbana.
«Las familias que reciben una vivienda nueva, siempre de forma gratuita,
ocuparán la misma en condición de propietarios, si está fuera del Centro
Histórico, o de arrendatario –paga 10% de su ingreso mensual al Estado–, si se
encuentra dentro de la zona.
«La selección de las familias que se reubican y las que retornan a su
edificio una vez rehabilitado, se determina a partir de criterios de estatus
legal, años de permanencia en el inmueble, composición del núcleo, vínculo
laboral con el territorio, existencia de personas discapacitadas u otros grupos
vulnerables. En caso necesario, una familia conformada por más de un núcleo
puede recibir dos o más viviendas nuevas», destacó.
Pero en el centro histórico no solo se ve el trabajo desarrollado por la
OHC, también se implementan acciones de rehabilitación, remodelación y
ampliación de la vivienda por los mismos residentes. En este caso, cuentan con
los servicios del arquitecto de la comunidad, que busca, de conjunto con el
propietario, las soluciones a las demandas e intereses de este.
Estas propuestas de diseño de las viviendas son presentadas en la Comisión
de Monumentos de Ciudad de La Habana, con sede en el propio Centro Histórico,
para su aprobación o el señalamiento de modificaciones.
En el 2016 se dispuso en la Resolución 70 de la Oficina del Historiador
limitar o suspender temporalmente algunas acciones constructivas y/o
actividades en la zona priorizada para la conservación, declarada en La Habana.
Esta medida suspende la construcción de entrepisos en las plantas altas y
limita la construcción de los mismos en plantas bajas, restringe la ampliación
en azoteas y limita la cantidad de nuevos baños y cocinas a construir en cada
vivienda.
Además, prohíbe el arrendamiento y localización de nuevas actividades
económicas en edificaciones que tengan estado técnico constructivo malo o
pésimo, y de hacerlo, se orientará solicitar licencia para la rehabilitación
previa.
Incluidas recientemente en el programa de desarrollo integral de la Oficina
del Historiador, el proyecto para la recuperación de viviendas, se extiende
también a dos áreas de la ciudad: el Malecón tradicional, donde se construyen
viviendas nuevas, y el Barrio chino de La Habana, en el cual un grupo de
viviendas y redes técnicas reciben mantenimiento.
imop/
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