La
Habana Vieja es, tal vez, el único sitio de Cuba donde no pasa un solo
día sin que sus habitantes vivan un nuevo cambio en su entorno. Hablo de
una ciudad que creció fuera de las antiguas murallas y tras 493 años
lucha por salvarse de los estragos del implacable tiempo y preservar su
autenticidad contra viento y marea.
Por ello no es atrevido decir que la otrora villa de San Cristóbal de La Habana está inmersa en uno de los proyectos de desarrollo y restauración más dinámicos, no sólo por su impacto tan visible en el patrimonio, sino también por su contribución paulatina y constante a las condiciones de vida de unos 67 000 vecinos de la zona.
Aunque Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad, comenzó la restauración en diciembre de 1967 por el Palacio de los Capitanes Generales; no fue hasta 1981, que la Oficina del Historiador comenzó a coordinar la obra rehabilitadora del Centro Histórico, de manera ordenada con planes quinquenales.
La declaración de La Habana Vieja como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO), en 1982, le imprimió mayor dinamismo a las obras de restauración en una ciudad casi única en el panorama mundial actual en cuanto a valores conservados.
Y aunque falta mucho por hacer, en el centro histórico, viejas plazas adquieren nuevos rostros, y la recuperación de calles y cruces peatonales, van ganando espacio lejos del bullicio contaminante de los automóviles. Un concepto de reanimación en el que, al decir de los especialistas, la vivienda juega un papel fundamental con todos los servicios asociados al hábitat.
Muy bien la “dibujó” Alejo Carpentier, en un vibrante homenaje a su ciudad natal, al apodarla “la Ciudad de las columnas”; y al decir que “con su destino tan singular en la historia del continente, la ciudad natal de José Martí es un espacio mítico que no puede dejar indiferente al alma humana, en virtud de su extraordinario poder de encantamiento.
La villa de San Cristóbal se conserva hoy en su esencia como el producto cultural más complejo producido por las generaciones que nos antecedieron y que tenemos el deber de legar a la época futura.
Orígenes
Según los historiadores, la capital cubana tomó su nombre del cacique taíno Habaguanex, y fue la sexta ciudad que fundó la Corona española, un 16 de noviembre de 1519.
En la Plaza de Armas, centro político de la época colonial, el monumento El Templete celebra la fundación de la ciudad, cada décimo sexto día del onceno mes del año.
Aniversario 493 de La Habana
Cada año son nuevas las iniciativas que marcan las festividades por el cumpleaños de la Villa de San Cristóbal.
No sólo la zona antigua, sino los quince municipios de la capital cubana, reaniman con sus tradiciones la congratulación de La Habana en su nuevo aniversario.
Eventos teóricos, jornadas científicas, semanas de cultura, actividades literarias, exposiciones de arte, peñas y espectáculos de música y danza, marcan el ritmo de este onomástico que llegará hasta comunidades periféricas, incluso, a establecimientos penitenciarios, explicó el Comité Organizador de los festejos.
Por ello no es atrevido decir que la otrora villa de San Cristóbal de La Habana está inmersa en uno de los proyectos de desarrollo y restauración más dinámicos, no sólo por su impacto tan visible en el patrimonio, sino también por su contribución paulatina y constante a las condiciones de vida de unos 67 000 vecinos de la zona.
Aunque Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad, comenzó la restauración en diciembre de 1967 por el Palacio de los Capitanes Generales; no fue hasta 1981, que la Oficina del Historiador comenzó a coordinar la obra rehabilitadora del Centro Histórico, de manera ordenada con planes quinquenales.
La declaración de La Habana Vieja como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO), en 1982, le imprimió mayor dinamismo a las obras de restauración en una ciudad casi única en el panorama mundial actual en cuanto a valores conservados.
Y aunque falta mucho por hacer, en el centro histórico, viejas plazas adquieren nuevos rostros, y la recuperación de calles y cruces peatonales, van ganando espacio lejos del bullicio contaminante de los automóviles. Un concepto de reanimación en el que, al decir de los especialistas, la vivienda juega un papel fundamental con todos los servicios asociados al hábitat.
Muy bien la “dibujó” Alejo Carpentier, en un vibrante homenaje a su ciudad natal, al apodarla “la Ciudad de las columnas”; y al decir que “con su destino tan singular en la historia del continente, la ciudad natal de José Martí es un espacio mítico que no puede dejar indiferente al alma humana, en virtud de su extraordinario poder de encantamiento.
La villa de San Cristóbal se conserva hoy en su esencia como el producto cultural más complejo producido por las generaciones que nos antecedieron y que tenemos el deber de legar a la época futura.
Orígenes
Según los historiadores, la capital cubana tomó su nombre del cacique taíno Habaguanex, y fue la sexta ciudad que fundó la Corona española, un 16 de noviembre de 1519.
En la Plaza de Armas, centro político de la época colonial, el monumento El Templete celebra la fundación de la ciudad, cada décimo sexto día del onceno mes del año.
Aniversario 493 de La Habana
Cada año son nuevas las iniciativas que marcan las festividades por el cumpleaños de la Villa de San Cristóbal.
No sólo la zona antigua, sino los quince municipios de la capital cubana, reaniman con sus tradiciones la congratulación de La Habana en su nuevo aniversario.
Eventos teóricos, jornadas científicas, semanas de cultura, actividades literarias, exposiciones de arte, peñas y espectáculos de música y danza, marcan el ritmo de este onomástico que llegará hasta comunidades periféricas, incluso, a establecimientos penitenciarios, explicó el Comité Organizador de los festejos.
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