Por: Ileana Ortega Pozo
La algarabía originada en las calles de nuestros barrios durante la
etapa veraniega demuestra que para
garantizar una recreación sana no son únicos las discotecas, la playa o los parques
de diversiones.
El desarrollo de iniciativas creadoras en cada una de las localidades
de la capital como la promoción de proyectos comunitarios, juegos tradicionales,
carnavales en el barrio, las salas de computación o los cursos de verano entre
otros tuvo de gran aceptación.
Este verano los instructores de arte y del deporte rompieron con sus actividades
el ajetreo cotidiano de más de dos millones de habitantes.
No hubo instalación que estuviera cerrada durante julio y agosto, ni
sitio que impidiera a los capitalinos divertirse a pesar de distancias y otras limitantes.
Espacio para la lectura, promociones de salud, charlas educativas,
fueron otras de las iniciativas que desarrollaron este verano, en los barrios,
las organizaciones de masas con apoyo de los gobiernos locales.
La programación organizada por la televisión cubana y en especial la
transmisión de los Juegos Olímpicos de Londres, también cumplieron su parte, y
no quedó una casa sin experimentar la alegría de la familia cuando Cuba alcanzó
una medalla, sin importar su color.
El verano que concluye, sonó a pesar de limitaciones propias de un país
en vías de desarrollo que permanece bloqueado por el más brutal imperio hace
más de medio siglo. Lo anterior demuestra que nada ni nadie le puede quitar el
sueño a los cubanos y en este caso a los capitalinos, mucho menos en un verano tan
caliente como este.
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