La Agencia Internacional para la Ayuda al Desarrollo de los
Estados Unidos (USAID por sus siglas en inglés), subordinada al Departamento de
Estado, lanzó el pasado 28 de junio una nueva convocatoria desestabilizadora, poco
después de que el gobierno de los Estados Unidos diera a conocer el aumento de
los fondos destinados al uso de Internet en su estrategia de cambio de régimen
en Cuba.
En un documento dado a conocer por la USAID señala que está
contemplando la concesión de un máximo de dos acuerdos de cooperación por un
total de hasta tres millones por proyecto para un período de hasta tres años;
mientras su Oficina de Asuntos Cubanos (LAC) informa que hasta el 27 de julio
recibirá aplicaciones para un programa denominado Democracia Digital.
El gobierno de Estados Unidos -tan preocupado por sus
ciudadanos- aclara que “dada la naturaleza del régimen en el país, de las
operaciones, y la sensibilidad política del Programa, la USAID no se hace
responsable de cualquier lesión o inconveniente sufridos por las personas que
viajan o que operan en el país bajo el financiamiento de USAID”.
Entre lo que el documento llama “resultados esperados” se
incluye la realización de una prueba piloto en la Isla con estas tecnologías
vinculándolas a “otros programas que apoya la USAID”. Innumerables documentos y
declaraciones revelan que esa agencia es una de las principales suministradoras
de dinero a los grupos contrarrevolucionarios que organiza la Sección de
Intereses de Estados Unidos en Cuba, a los que en los últimos años destinó más
150 millones de dólares.
Más fondos para la subversión en Cuba
Una carta del Departamento de Estado al Congreso, fechada el
26 de abril pasado y reproducida por medios de prensa norteamericanos, explica
que Estados Unidos destinó fondos de 20 millones de dólares para promover
programas de subversión en Cuba, dedicados fundamentalmente al suministro de
tecnologías, durante el año fiscal que concluye el próximo 30 de septiembre.
El sitio digital Cubadebate apuntó que el objetivo de ese
fondo público no es beneficiar al pueblo, sino reforzar con acceso a
tecnologías a individuos que respalden la política de "cambio de régimen”
al facilitarles servicios de red e instrumentos solo a colaboradores identificados
para estos fines.
Los fondos serán administrados por tres entidades del
Departamento de Estado: la Oficina de Latinoamérica y el Caribe (LAC) de la
USAID; la Oficina de la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo (DRL); y
Asuntos del Hemisferio Occidental (WHA).
El mayor bloque individual de dinero es de cuatro millones,
los cuales serán empleados por LAC en el programa de "democracia
digital" para estimular el uso de "tecnología innovadora", según
señaló la carta.
WHA recibió una asignación de un millón 530 mil dólares para
un programa de "entrenamiento a distancia sobre habilidades básicas para
la información tecnológica".
La DRL tiene más de un millón de dólares para proporcionar
entrenamiento, equipos y software a individuos que recopilan información sobre
supuestos abusos contra los derechos humanos, que ninguna otra fuente verifica.
La subversión política e ideológica ha devenido a lo largo
de estos años un instrumento indispensable de la política de Estados Unidos
contra Cuba.
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