Por Ileana Ortega Pozo
Con el propósito de combatir el mosquito Aedes Aegypti trabajadores de la salud en La Habana de conjunto con las organizaciones de masas del territorio llevan a cabo de forma sistemática tareas de higienización de viviendas, comunidades y objetivos económicos.
También se realizan charlas educativas en pos de concientizar a la población de la importancia de efectuar el autofocal diario, medida que reduce las condiciones favorables para la reproducción del vector.
Pero nada de esto es efectivo si la población no realiza “al pie de la letra” cada acción de prevención, para no perder ni un solo centavo de las cuantiosas sumas que el Estado invierte en la campaña de higienización.
Los operarios de la cruzada antivectorial aplican productos químicos a los reservorios de agua durante las visitas a hogares e instituciones estatales del territorio. Pero en no pocas ocasiones, las personas al cambiar el vital líquido, botan el abate provocando la proliferación del vector y echando por tierra la anterior acción profiláctica.
Es bueno que el ciudadano común conozca que la tonelada de los plaguicidas que se utilizan en la campaña cuesta en el mercado internacional alrededor de 9 mil 500 dólares, y el país compra al año entre 30 y 40 toneladas.
Otro dato importante es que casi
dos millones de litros de combustible para fumigar se gastan al año en la capital, y
en no pocos casos, la población incumple con el tiempo necesario del cierre de
los locales para que el producto haga su efecto, perdiéndose así tiempo el tiempo
que invierten los campañistas en esta labor y valiosos recursos materiales.
El gasto de cifras
considerables por los anteriores conceptos se podría disminuir si se cumplen
las medidas de reordenamiento indicadas por el centro provincial de control de
vectores de la capital, como tapar los tanques, no botar el abate que se le echa
a los recipientes cuando se cambia el agua, limpieza de tragantes y azoteas, y
realizar el autofocal como está indicado por las autoridades sanitarias.
También es necesario intensificar
la promoción, limpiar los patios o solares, tapar bien los recipientes, evitar
acumulación de agua en desechos como latas, neumáticos u otros objetos, y revisar
los locales con sistematicidad.
Así estaremos contribuyendo
a hacer un uso racional de los recursos que el gobierno destina para garantizar
la salud del pueblo.
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