Por Ileana Ortega Pozo
Nuestro poeta Nacional José
Martí lo expuso en La
Edad de Oro, los niños son la esperanza del mundo. Y en Cuba vivimos
orgullosos de la voluntad política del estado que construye y perfecciona para
nuestros infantes una vida llena de amor y oportunidades.
En Cuba no hay ningún
niño excluido por apariencia física o credo, todos tienen las mismas ocasiones
de participar en el desarrollo de este proyecto social, y la sociedad plena
participa en la consolidación de los derechos de la infancia.
A ellos se les protege de conflictos, de violencia
intrafamiliar y sexual. Se les procura pleno disfrute de la cultura, el
deporte, la salud, la educación y cuanta actividad contribuya a su desarrollo
moral, intelectual y ético, con niveles de equidad similares a los de los
países más desarrollados.
Aquí se defiende la esperanza de cada niño a vivir el sueño posible de una sociedad cada vez más justa, participativa, y humana.
En 1954, la Asamblea General de la ONU acordó celebrar cada
año el día Internacional de la Infancia y Cuba escogió el primero de junio. Para esos principes enanos muchas felicidades en éste y todos los días.
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