Por: Ileana Ortega Pozo
Con orgullo vivo en San Cristóbal de La Habana, como se la llamó en tiempo de fundación, y conocida hoy como la Ciudad de la Habana, capital de Cuba.
Costumbres y manifestaciones culturales, el nacimiento de nuevas viviendas que solucionarán el problema de numerosas familias, la restauración de magníficas edificaciones y el esfuerzo de un pueblo por continuar desarrollándose, hacen que la ciudad continué viva, que crezca.
Grandes transformaciones, principalmente en lo que respecta a los servicios y la construcción cambian el entorno.
Desde hace unos años, el centro histórico de La Habana, declarado monumento nacional por el gobierno cubano en 1976 y patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1982, es objeto de restauraciones, realizadas por un equipo de historiadores y arquitectos dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal.
Hoy, La Habana tiene más de dos millones de habitantes. Y las tres cuartas partes de ellos tienen menos de 20 años. Para ellos que son el presente y la simiente del futuro, y para el bien de todos cuantos la habitamos, La Habana cambia año tras año.
Con orgullo vivo en San Cristóbal de La Habana, como se la llamó en tiempo de fundación, y conocida hoy como la Ciudad de la Habana, capital de Cuba.
Costumbres y manifestaciones culturales, el nacimiento de nuevas viviendas que solucionarán el problema de numerosas familias, la restauración de magníficas edificaciones y el esfuerzo de un pueblo por continuar desarrollándose, hacen que la ciudad continué viva, que crezca.
Grandes transformaciones, principalmente en lo que respecta a los servicios y la construcción cambian el entorno.
Desde hace unos años, el centro histórico de La Habana, declarado monumento nacional por el gobierno cubano en 1976 y patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1982, es objeto de restauraciones, realizadas por un equipo de historiadores y arquitectos dirigidos por la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal.
Hoy, La Habana tiene más de dos millones de habitantes. Y las tres cuartas partes de ellos tienen menos de 20 años. Para ellos que son el presente y la simiente del futuro, y para el bien de todos cuantos la habitamos, La Habana cambia año tras año.
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